domingo, 22 de abril de 2012

Imagine




Imaginemos un lugar sin guerras. Un lugar sin capital. Un lugar donde la ética rija la economía y la ciencia, y no al revés. Imaginemos que, por un momento, somos libres para pensar. Pensar que unidos podemos acabar con las diferencias sociales y económicas. Que unidos podemos vencer cualquier mal que asole a nuestra especie.

Imaginemos, por un solo instante, la libertad. Imaginemos, por otro momento, nuestro futuro en libertad. Es bonito, ¿Verdad? Ahora, volvamos a la realidad. Volvamos a nuestra sociedad, donde el rico se hace más rico, y el pobre, más pobre. Donde no podemos pensar sin la idea de un juicio, de una sentencia. Donde nuestros actos están dictaminados por una serie de valores que se nos han impuesto. Donde no podemos pensar ni hablar sin ser observados, marginados. Volvamos a ese mundo en el que nuestra ideología más íntima consiste en la creencia de un ser superior. Un ser superior que nos juzga. Un ser que decide cómo será nuestra estancia en la eternidad, si placentera, o insufrible. Un ser que no tiene ni pies ni cabeza, que se fundamenta en la fé, en la sumisión del ser humano ante el miedo. Un ser que lleva milenios cogiendo fuerzas, y que ahora no quiere irse. Ese ser, y solo ese ser, es el verdadero cáncer del progreso. Sigamos así, sigamos luchando entre nosotros por vanidad y orgullo, porque nuestro dios es mejor que el vuestro, porque tenemos razón, porque nuestro profeta lo ha dicho, ¡Paganos! Sigamos acabando con las esperanzas de una humanidad unida, de una sociedad internacional que luche contra nuestros verdaderos enemigos, las enfermedades y las injusticias. Sigamos escribiendo nuestra decadencia en papiros sagrados, con letra divina.

Y podrías decir que soy un soñador, pero no soy el único. Y un día te unirás a nuestra causa, y el mundo estará unido.
Imaginémoslo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario